LOS 101 KILÓMETROS
DE RONDA EN 24 HORAS EDICIÓN 2018
"Una Historia Narrada en primera persona por Juan Miguel Cruz" - 12 de Mayo de 2018
La carrera
de los 101 kilómetros de Ronda no empieza el día 12 de Mayo a las 11 horas,
empieza en el instante en que consigues ese valioso y preciado dorsal, ese día
lo recuerdo como un día muy feliz y a la
vez lleno de dudas e incógnitas que poco a poco se irán solventando.
Atrás quedan
aquellos días de entrenamientos en soledad, días de frio, de lluvia, de viento,
sacando tiempo de donde no lo había, sacrificando mi sueño, mi tiempo y a veces
hasta mi salud pero la cabeza ya solo pensaba en los 101 kilómetros de La
Legión.
Por fin se
iba acercado la recta final y pude lograr que mi mujer y mis hijos pudieran
estar junto a mí en Ronda, el año pasado los eche mucho de menos en la prueba
de MTB pero este año no podía dejarlo escapar, se lo merecían más que nadie por
el apoyo que me habían dado todos estos meses y sabía que si ellos estaban en
meta esperándome, yo llegaría a meta fuese como fuese.
Llegamos a
Ronda el viernes por la mañana y pudimos
dar una vuelta por la Alameda del Tajo antes de que llegase todo el mundo,
pudimos vivir de cerca los preparativos de este gran evento y disfrutar en
calma aunque fuese por poco tiempo.
Por la tarde nos juntamos con el resto de la expedición lunática (Carlos, Nacho, Nisar y sus familias) que repetían este año en la modalidad de MTB, el ambiente ya era espectacular, en la cena de la pasta ya se notaba el nerviosismo y el cosquilleo en el estómago que va en aumento al escuchar la banda de música de la legión y los fuegos artificiales que anuncian la llegada de los 101km.
Esa noche
pude conciliar el sueño “raro en mí”, pero sabía que el descanso era
importante.
Y por fin el
esperado día 12 de Mayo, me levanto a las 07:30 de la mañana para hacer todo el
protocolo como los toreros (desayunar, preparar los últimos detalles, evacuar vestirme y ponerme guapo para el gran evento).
Ya soy un
mar de nervios que no hace sino acrecentarse a lo largo del camino que
discurría entre el hotel y el arco de salida.
Una vez
dentro del campo de futbol busco y encuentro a mis amigos que ya estaban
preparados para salir con la MTB, los saludo y les deseo toda la suerte del
mundo, veo su salida y ya me coloco en el arco de salida para poder salir bien
posicionado (no por el tiempo sino para que mi mujer me sacara una buena foto);
Esa espera se me hizo eterna, agónica diría yo,
hasta que por fin después de casi hora y media abren las vallas para colocarse
todo el mundo en la línea de salida, ahí ya sí que se nota la tensión, la
concentración y el nerviosismo de las grandes citas, se rinde homenaje al
Teniente Arturo Muñoz que murió hace 25 años en Bosnia (lugar en el que yo
también estuve hace 21 años “Descanse en Paz”.)
Y por fin
tras las vivas reglamentarias, la adrenalina se dispara y suena el pistoletazo
de salida. Intento salir un poco deprisa para coger posiciones delanteras ya
que quería ver a mi mujer y a mis hijos
que me esperaban en la plaza de toros ,allí
pude saludarles y despedirme hasta dentro de unas cuantas horas.
Es
impresionante la cantidad de gente que se agolpa por las calles de Ronda,
animándote hasta la saciedad, sintiendo su calor y su apoyo “Chapo por ellos”.
Salgo de la
ciudad y enseguida nos adentramos por un sendero en la que ya va poniendo a
cada uno en su sitio, yo aflojo un poco el ritmo recordando los consejos de
López y de Ríos que siempre me decían “tu sal tranquilo que la carrera es muy
larga”, ¡¡¡¡bueno les hice caso a medias!!!.
Los
primeros kilómetros transcurrieron por caminos y senderos con constantes
subidas y bajadas a veces un poco embarradas, en el primer avituallamiento ¡¡¡
Zasca la primera en la frente!!! Me tuerzo el pie derecho y durante un
kilómetro estoy un poco dolorido, menos mal que mis tobillos ya están hechos a
prueba de bombas y el dolor pronto desaparece, posteriormente el sendero da
paso a una pista ancha bastante corrible; los primeros 30 km salieron a una media de 4,45 min/km , pero es verdad
que en esta carrera no me importaba tanto el ritmo, lo único verdaderamente
importante era tener buenas sensaciones y no tener ningún problema físico para
conseguir el objetivo final que no era otro que llegar a la meta.
A partir del
kilómetro 30 ya se empieza a subir las primeras rampas duras y a bajar algún
sendero interesante, ahí tengo mi primer bajón físico aunque de poca
consideración y decido ponerme los cascos con música que me había dejado mi
mujer (que sería yo sin ella), eso me hace recuperar las buenas sensaciones y
hago el paso del primer maratón a 3 horas y 47 minutos.
A partir de
ahí mi mente ya solo piensa en llegar al pueblo de Setenil de las Bodegas,
cuando uno se va acercando a las casas ya puedes escuchar el rugir de la gente,
ese paso por la calle central del pueblo es espectacular, grandioso, es algo
impresionante como la gente se arremolina a tu paso para animarte y darte todas
sus fuerzas, es algo que nunca olvidaré.
A la salida
del avituallamiento del cuartel de Setenil tuve la anécdota del día, había un legionario para repartir luces
traseras para cuando se echara la noche y yo me acerco a él y me dice "venga
anda y corre que para ti no hay, que tú
llegas fijo de día", me hizo gracia y yo le hice caso y empecé a correr.
Los siguientes
kilómetros transcurrieron sin pena y sin gloria, un constante de subidas y
bajadas en la que fui marcando un mismo ritmo hasta llegar al tramo que más
sufrí en toda la carrera “Y no fue una subida al contrario” fue una bajada de
unos 5 o 6 kilómetros que te lleva a la entrada al Cuartel allá por el
kilómetro 70, una bajada brutal en la que los cuádriceps iban muy justitos, una
bajada que casi me hace llorar, pero por suerte pude acabarla sin que me diera
ningún tirón.
Tras el paso
por el cuartel, decido continuar sin pasar por el comedor y sin coger nada de
la mochila que había preparado y entregado por si algo iba mal; sabía que a
partir de ese punto empezaba la carrera de verdad donde mayor desnivel se
acumulaba, pero la verdad es que por ahora me gustaba mejor subir que bajar.
Corono el kilómetro
80 y recibo una llamada de mi hermana Ester, me dice que voy entre los 30
primeros algo que me sorprende “no pensaba que iba tan bien posicionado” así
que le digo “pues acabarla la acabo, que aún voy bien”, esto me da un aliciente
extra y me pongo a aligerar un poco el ritmo, ahora mi cabeza ya no solo piensa
en acabar los 101, ahora también pienso en poder acabarla antes de que se eche
la noche.
En el kilómetro
90 aproximadamente ya se empieza a divisar Ronda a lo lejos, la gloria ya se ve
cerca y lejos a la vez, ahora más que nunca mantengo la concentración para no
cometer ningún fallo;
a partir de
ahí me junto con un corredor que habíamos coincidido en algún tramo de la
carrera y empezamos a darnos relevos, bajamos por un sendero muy bonito hasta
llegar a la famosa cuesta del cachondeo (que he de decir que en bici me pareció
con más pendiente que este año haciéndola a pie), al principio empiezo a subir
andando pero al poco decido empezar a correr ya que el sol se estaba poniendo y
no quería entretenerme en tener que ponerme el frontal; en mitad de la cuesta
más o menos llamo a Marta y le digo que ya estoy cerca de la línea de meta que
me quedaran unos 15 minutos por llegar, a lo que un animador que había a mi
lado me escucha y me dice “ ¡¡¡ Pero Quillo si ya estas casi arriba, que en 5
minutos estas entrando de sobra!!!” y efectivamente en menos de 5 minutos
estaba cruzando el Puente Nuevo de Ronda y encarando la recta final, una recta
que te lleva directamente a la Alameda del Tajo, abarrotada de gente en la que
el corazón se encoge , en la que tu cuerpo por fin se relaja y te afloran todos
tus sentimientos, respire hondo, respire el aire especial de Ronda y saboreé la
gloria a cada paso que di por aquella recta , disfrutando cada segundo, choque
la mano a todo aquel que me la tendió y fui saludando a la muchedumbre cual
torero que da la vuelta al ruedo y por
fin al final de la recta diviso a mi mujer y a mis hijos (Miguel y Sofía) a los
que abrace y bese y con los que pude compartir los últimos metros antes de
cruzar juntos el Olimpo de los dioses.
Al final 10
Horas y 42 minutos (el 37º de la general y el 20º de mi categoría), en las que
disfrute a cada instante y en de las que me han dejado una muesca en el corazón
que siempre llevare conmigo.
P.D:
Tengo que
hacer un reconocimiento especial a mi Mujer y a mis hijos, por sufrir día a día
mis cosas del entrenamiento.
A mi hermana
por estar siempre ahí y ser mi reportera en cada momento.
A mis
compañeros Lunáticos que siempre me dan ánimo.
A Juan
Miguel por hacer más fácil que se cumplan mis sueños.
A la Legión
y al pueblo de Ronda por la gran acogida y el fantástico trabajo que realizan.
Y a todos
aquellos que habéis confiado en mí
¡¡¡¡¡¡ GRACIAS
DE TODO CORAZÓN!!!!!
(Añade El Presi: Gracias a ti por tu compromiso en este reto personal que ha sido el de todos, hemos compartido contigo tu espíritu de lucha y sacrificio amigo, LA RECOMPENSA ES DISFRUTAR DE TU AMISTAD Y DE TU HUMILDAD COMO DEPORTISTA)
LUNATICOS